Fue allí donde comenzó a fabricar sus deliciosos helados con productos de alta calidad: leche, huevos, crema, que compra en el mercado por las mañanas. Berthillon vuelve a lanzar en Francia la moda del sorbete, un producto practicado en Italia desde la época de los romanos.
En 1961 la guía Gault et Millau menciona a «este asombroso fabricante de helados que se esconde en un bar de la isla San Luis», y años después un asiduo cliente de peso, el presidente Georges Pompidou, que vivía en la isla, contribuye a su reputación.
Los helados siguen suscitando el furor de los turistas, que hacen cola en los puestos de venta que se multiplicaron en los escaparates de casi todos los bares y restaurantes de la isla, aunque según sus detractores el éxito comercial supera el mérito propio de los helados. Conocida actualmente en el mundo entero, la casa Berthillon sigue siendo administrada por la familia de su fundador.